lunes, 24 de marzo de 2014

El Símbolo.


El símbolo es una realidad no empírica al cual el ser humano le da un significado, que sólo adquiere una existencia en el momento que actúa en una sociedad. El pensamiento simbólico es el que permite comprender el sentido de las formas religiosas, el mito y el rito.
El símbolo se orienta a la existencia, donde sólo ella puede existir en correspondencia con el cosmos. De la Garza (2003: 16-17) nos dice que los símbolos se cuentan entre las hierofanías más trascendentales; componen el lenguaje al que el ser humano ha recurrido para significar la experiencia de lo sagrado, porque esta experiencia es básicamente vivencial, incomprensible, calificativa; es una manera de aprehender la existencia substancial o última de las cosas, la cual se expresa de una forma contrapuesta y por consecuente, no puede manifestarse en conceptos. De acuerdo a la autora (2003: 17), la religión usa el lenguaje simbólico porque es la manera más rica de expresión y la más idónea para comunicar significados no conceptuales. El símbolo es la único modo de manifestar la otra realidad, aquella que está más allá de la concreción histórica y de la reflexión discursiva; esa realidad que corresponde al mundo de la espiritualidad.
Eliade (1996: 128-135) puntualiza que son seis las características que definen al símbolo religioso:
1) Puede revelar una particularidad de lo real o una estructura del mundo que no es tangible en el nivel de la experiencia próxima. En el primer aspecto, un ejemplo sería el simbolismo del agua, que puede expresar lo confuso, lo preformado, lo factible. En el segundo aspecto, como una estructura del mundo. El ejemplo sería el del árbol cósmico, ya que es un símbolo que revela el mundo como un conjunto activo, que habitualmente se renueva a sí mismo y que, por ello, es siempre productivo, próspero e ilimitado.
2) Para las sociedades pasadas, los símbolos son siempre religiosos porque se dirigen a algo existente o a la estructura del mundo. Lo vital, lo revelador y lo enérgico, equivale a lo sagrado.
3) Tiene una consecuencia el hecho de revelar diversos significados. En este sentido permite al ser humano hallar una cierta unidad en el mundo, y al mismo tiempo, encontrar su propio sitio como parte integral de él.
4) Expresa situaciones paradójicas. El pasaje de una manera de ser a otra diferente, pasar de este mundo al otro, de la tierra al infierno o al cielo, o de una forma profana de existencia a otra sacra.
5) Tiene un valor existencial. Los símbolos revelan el hecho de que las manifestaciones del espíritu son al mismo tiempo expresiones de vida y por ello intervienen concisamente en la vida humana.
6) Su multivalencia, ya que debe tener la capacidad de expresar simultáneamente diferentes sentidos que no pueden ser aprendidos a través de una experiencia inmediata. Así por ejemplo, el simbolismo de la luna puede significar la muerte, la resurrección, el principio femenino, el crecimiento de las plantas, el agua, entre otras.
Sintetizando, se pueden realizar algunas especificaciones generales del símbolo: es el lenguaje simbólico de la experiencia de lo sagrado; alude siempre a algo que no está presente pero existe; puede estar detrás de una palabra o imagen; representa identidad; es el papel orientador de una sociedad y puede tener diferentes tipos de significados de acuerdo a una sociedad.

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