lunes, 24 de marzo de 2014

El Rito.


En las sociedades prehispánicas se crearon dioses para cada fenómeno natural o climático ya sea relámpago, lluvia, viento y fuego, entre otros, a los cuales se les rendía culto, buscando cubrir las necesidades básicas del ser humano; naciendo con ésto el ritual y el sacrificio, dos aspectos que obtuvieron mayor notabilidad en la religión de la civilización de El Tajín. El rito era un acto que consistía en fiestas y ceremonias, donde el ser humano significaba de forma perceptible su riqueza espiritual y entraba en relación con ese complejo mundo sagrado integrado por los dioses y que el ser humano creía como divino. Las fuerzas sobrenaturales así como los dioses son entidades sobrenaturales, siendo caracterizado las primeras como impersonales y los segundos por ejecutar, por su voluntad, un ejercicio efectivo sobre el mundo manifiesto. A su vez, por tener una personalidad parecida a los seres humanos como para entender las expresiones, manifestaciones y comportamientos de éstos, y con un propósito susceptible de ser perturbado por las acciones humanas (López Austin, 1998: 5-17). En las sociedades mesoamericanas el rito era determinado por las tradiciones y por la elite, donde se buscaba que los dioses, debido a sus características generosas y bondadosas, proporcionaran los mecanismos para prevenir sequías, aguaceros, plagas; beneficiaran las cosechas y protegieran los edificios. También el rito estuvo encaminado al restablecimiento del orden cósmico, la reunión de los dioses con el ser humano, honrar a los muertos y conocer cuáles eran los designios divinos con el mundo. Los rituales están constituidos por expresiones verbales y corporales, pero sólo adquieren significado y responden a la creencia de que los dioses lo instauraron en el momento de la creación y más tarde, se los enseñaron a los primeros seres humanos. Por ello entonces, los rituales se tiene que seguir un orden preestablecido con una conducta pausada, pero sin embargo hay una cierta flexibilidad:

…para el hombre religioso intervienen en el rito potencias sagradas, como pueden ser dioses o principios generales del cosmos, y el ritual actúa sobre y a través de ellas, lo cual no significa que no posea fuerza propia puesto que existen además otras potencias sui generis que el rito moviliza por sí mismo. Tales fuerzas son sagradas y contienen el principal poder creador; el rito se reduce a provocarlas, es decir, a actuar como vehículo intermediario entre los hombres y los seres sagrados o divinos a los que se dirigen. …el rito religioso es contingente y suplicante, pues el ser sobre el que se pretende influir tiene la posibilidad de resistir al rito si no se cuenta con su voluntad, en tanto que el mágico, debido a que contiene un poder inmanente, es coercitivo (Nájera, 2003: 19-20).

En los rituales los hombres, las mujeres y los niños eran los actores principales, y los animales, los personajes secundarios, los cuales eran sujetos a las diversas actividades efectuadas en los espacios civiles y de culto, dependiendo la festividad a desarrollar. Por último, a manera de resumen se puede decir que las características que identifican al ritual son: es el lenguaje simbólico de la experiencia de lo sagrado; es una escenificación del mito o la palabra; se vincula con el mundo sobrenatural y la existencia; es una acción simbólica cuya función es introducir al ser humano en el mundo de lo sagrado; actúa como vehículo intermediario entre los seres humanos y los seres sobrenaturales; contiene explícita e implícitamente los valores culturales de una sociedad; son eventos organizados de personas y elementos culturales (tiene un principio y un fin, un tiempo –períodos determinados- y un espacio –lugares precisos- preescritos); se tiene que cumplir una serie de normas: quienes participan, cómo deben ir vestidos y en qué tiempo, y se establecen lazos de unión entre los participantes, por ende tiene una dimensión colectiva. Finalmente, el sacrificio humano es la expresión más alta del ritual y el fenómeno religioso por excelencia. Se necesita una persona preparada sea este el sacrificante o el sacrificado.

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