El mito nos cuenta una historia sagrada donde se relata cómo los seres
sobrenaturales dieron origen al mundo, a los dioses y a los hombres, entre
otros. En uno de los mitos de la cultura del Altiplano Central, la última vez
que fueron creados los seres humanos, Quetzalcóatl, el dios benefactor de la
sociedad en general, ingresó al inframundo para tomar los restos óseos de
anteriores generaciones y, rociándolos con su sangre, dio paso a nuevos hombres
(Caso, 1995: 22). Al ser el hombre el centro de la cosmovisión, se convierte en
dependiente para siempre de los dioses. En este contexto, López Austin (2008:
282) nos dice que el deber primordial del ser humano es venerar a los dioses.
Su vida emana de la petición que númenes hijos realizaron a la divinidad
suprema para poseer sobre el mundo seres que los adoraran. También en este
aspecto debe entenderse al ser humano como integrante de una sociedad: el
núcleo humano originado por la intervención de un dios y para pertenecer a él.
Ahora bien, como pudo observarse, el mito es una historia sagrada que
cuenta un hecho que tuvo lugar durante un tiempo primigenio. Equivale a revelar
un misterio (más que relatar una historia sagrada), pues los individuos del
mito no son seres humanos: son dioses o héroes civilizadores, y por esta razón
sus hazañas componen misterios: el
ser humano no los podría conocer si no le hubieran sido revelados. El mito es,
pues, la historia de lo sucedido in illo
tempore, la narración de lo que los dioses o los seres sagrados realizaron
al inicio del tiempo. El mito proclama la presentación de una nueva “situación”
universal o de un hecho primordial. Consiste siempre en la narración de una
“creación”: se relata cómo se llevo a cabo algo, cómo comenzó el principio (Eliade, 1998: 72). En
estos términos, el mito manifiesta la sacralidad total, porque expone la
función elaboradora y creadora de los dioses, muestra la sacralidad de su empresa.
En otras palabras, el mito explica las diferentes y por momentos dramáticas
consecuciones de lo sacro en el mundo. El mito desvela cómo ha llegado a la
existencia una realidad, sea ésta la verdad total, el universo, o tan sólo un
parte de ella: una especie animal, un río, una institución cultural. Cuando
explica en qué momento han llegado las cosas a la existencia, se revela la
entrada de lo sacro en el mundo, consecuencia final de toda existencia real.
Toda empresa o creación divina refleja una irrupción de energía formadora en el
mundo (cf.Eliade, 1998). Toda origen
explota de plenitud. Los dioses originan por exceso de fuerza, por
desbordamiento de potencia. La creación se lleva a cabo por el aumento de
sustancia ontológica. Por este motivo, el mito cuenta esta ontofanía sagrada,
esta expresión victoriosa de plenitud de ser, se instituye en modelo ejemplar
de todas las prácticas del ser humano: sólo él revela lo real, lo sobreabundante, lo eficiente (Eliade, 1998: 74). La
función primordial del mito es sujetar los modelos significativos de los ritos
y de la experiencia humana: educación, alimentación, vivienda, actividad
ocupacional, etc.; a través de los cuáles el ser humano simula las expresiones
de los dioses, reproduce sus prácticas, refiérase a una acción científica,
social, económica o una fisiológica como es el de comer. Los mitos narran la
gesta de los dioses, y estas proezas componen los modelos ejemplares de
todas las costumbres humanas. En la medida en que imita a sus dioses, el ser
humano religioso mora en el tiempo de la
creación, el tiempo mítico. Se “sale” del transcurso profano para enlazar
con un tiempo “fijo”, con la “eternidad”. Entre tanto, para Jung (cf.2002) el elemento primordial del mito
es el símbolo, ya que es tangible pero a la vez está abarrotado de
significación que dirige a contenidos arquetípicos de la psique humana. De esta
forma, los símbolos son manifestaciones del psiquismo inconsciente, y expresa
su percepción profunda y su trascendencia para el ser humano. Siguiendo al
autor, el considera que una basta porción de la psique del hombre es
inconsciente, y que esta se divide en dos: el inconsciente personal que
corresponde a la experiencia del individuo, que se olvidó o reprimió, y el
inconsciente colectivo o arquetípico: La otra es aquella en la cual jamás se
fue consciente, es decir, la propia historia de la humanidad. Se entiende por
arquetipos aquellas posibilidades heredadas de representaciones y agrupaciones
colectivas, que aparecen en todas las culturas. Los arquetipos son una
tendencia heredada de la mente humana que le lleva a crear imágenes de
cuestiones mitológicas, imágenes que se transforman en gran medida sin perder
su constitución esencial (Mattoon, 1980: 42). Por eso hay diferentes tipos de
arquetipos como lo son: el sacrificio, el nacimiento, la muerte, el viejo
sabio, el padre, la madre, el héroe, dios, entre otros, así como algunas
imágenes presentes en la fantasía, la imaginación y el sueño, con un enérgico
sentido emocional: una madre dominante, un cerro, un río, un amigo traidor,
entre otros.
Es importante comentar que arquetipos como la persona, el sí-mismo, el
ánimus, el ánima y la sombra, regidos por el comportamiento humano; no pueden
ser valorados en poblaciones antiguas mesoamericanas, ya que se cuenta con poca
información que permita hacer una reconstrucción al respecto. Otros arquetipos
como la muerte, el sacrificio, el dios o la madre, por mencionar algunos, si se
pueden llegar a restituir como discurso debido a la información que pueden llegar
a proporcionar, las obras escultóricas y pictóricas mesoamericanas, así como
los códices o textos de tradición indígena.
Para el México antiguo, los arquetipos más representativos son: el árbol
cósmico como pilar del mundo, la idea de la división cuatripartita del universo
(3 planos-4 horizontes) y la serpiente, representando la salud, la
regeneración, la fertilidad, el dinamismo del cosmos, la sangre, entre otras.
Con la información anteriormente expuesta se puede hacer mención de algunas
particularidades generales acerca del mito: es el lenguaje simbólico de la
experiencia de lo sagrado donde el tiempo, el espacio, los individuos y los
objetos, se vuelven sagrados; es un tiempo donde hay creaciones (se originan a
los seres y a los hombres) disputas, muertes, profanaciones, secuestros,
violación de castidad y desmembramientos de los dioses; es una historia sagrada
que el creyente cree como verdadera, ya que describe una realidad; pueden o no,
estar estrechamente relacionado con un rito; eleva la acción humana: si yo sé
como se generó el mundo, entonces puedo recrearlo; se expresa a través de
símbolos y se ha conservado por tradición oral en los diversos pueblos
mesoamericanos.
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